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El amor en tiempos de resurrección.


Sin tratar de decir qué es o definir la palabra amor; solo pensamientos con forma de palabras sobre el amor en tiempos  resurrección, dolor y desamor. 

Hoy.  El amor en tiempos de resurrección...


Apenas algunas horas y atrás quedará la semana en la que la cristiandad alrededor de  todo el mundo celebra y recuerda  la vida, la muerte y la resurrección de Jesús.  

Sí. Jesús, aquel hombre que, según cuentan los escritos antiguos fue llamado Hijo de Dios.  Sí. Jesús, de quien hablaron los antiguos profetas  y  de quien dijeron que su nombre sería Emanuel, que significa Dios con nosotros. Jesús ese hombre cuyo nombre significa Salvador.

Emanuel, Dios con nosotros, Salvador, Admirable y cualquiera de todos los nombres que se escribieron de Él, no impidieron  el hecho de que Jesús  pasara por  la muerte en la cruz. Porque para eso vino Jesús.  Para vivir honrando a Su Padre Dios y para morir por amor a nosotros,  pues su muerte y solo su muerte en la cruz, podía hacer de puente entre Dios y cada uno de nosotros. Fue así que Jesús se hizo nuestro Salvador. Nuestro único y suficiente Salvador. Después de él no necesitábamos ninguno más.  Y lo hizo  de forma voluntaria. Y lo hizo solo por amor. Así de simple escribirlo. Así de simple leerlo. Así de simple contarlo. Pero para Jesús no fue simple experimentarlo. Eso dicen los escritos antiguos:

él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores.
Nosotros pensamos que Dios lo había herido y humillado.Pero él fue herido por nuestras rebeliones, fue golpeado por nuestras maldades; él sufrió en nuestro lugar, y gracias a sus heridas  recibimos la paz y fuimos sanados.


No puedo siquiera imaginar cargar con más dolor que el mío o el de mis seres más queridos. Tan solo unos pocos. Quizás algunos más, si pienso  en quienes caminan en más dolor y aflicción que los que puedo contar.  Pero Jesús cargo en su cuerpo el dolor de toda la humanidad. Y lo hizo por amor. Un amor que nada tiene que ver con el que nosotros podemos tener o sentir. Pero que aun así, Él nos invita a imitar:

 Padre- dijo Jesús-  tú eres justo, pero los de este mundo no conocen tu justicia. Yo sí te conozco, y los que me diste saben que tú me enviaste.  Y Les he dicho quién eres, y no dejaré de hacerlo, para que se mantengan unidos a mí, y para que amen a los demás como tú y yo nos amamos.

Y este es para mí, amor en tiempos de resurrección. Un amor que imite el amor  que Jesús y Padre Dios se tienen, un amor que mira y vive por los otros, un amor que es totalmente voluntario, un amor que trata con ternura y compasión, un amor que da sin esperar nada a cambio, un amor que perdona y vuelve empezar, un amor que necesariamente comienza en el interior pero que se manifiesta en el exterior. Eso es para mí amor en tiempo de resurrección.

Si acaso estos días nos animaron a pensar al menos unos instantes en Jesús, a mirar tal vez una cruz, a entrar a un templo,  a leer o escuchar algo de lo que dicen  los escritos antiguos,  volvamos sobre las palabras leídas,  hablemos con Dios en el nombre de  Jesús,  e intentemos vivir compartiendo compasión con el que necesita misericordia, ternura con quien necesita afirmación, bondad con quien necesita compañía, amor con quien necesita perdón, porque es posible en pensar en amor en tiempos de resurrección...

Continuará



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