Te despertaste una mañana o llegaste a la noche de un día con la difícil pregunta saltando sobre tu cabeza: ¿Para qué estoy en este mundo? Con sinceridad en varias oportunidades a lo largo de mi vida me hice esa pregunta. Algunas veces era porque no encontraba aquello que satisficiera mi alma y en otras era porque en realidad quería que mi vida tuviera un sentido trascendente no solo para mí sino para las personas a las cuales tenía cerca de mí. Aun cuando ese interrogante tenía y tiene alguna respuesta sincera, todavía cada tanto me hago la misma pregunta. Los escritos antiguos nos siguen contando muchas cosas sobre David, el gran rey de Israel. Pero no nos cuentan si David, andaba por allí buscando el para qué de estar en el mundo. David solo se ocupaba de lo que su padre terrenal le había enseñado desde muy niño, cuidar las ovejas. Pero Dios, Su Padre Celestial tenía para él un propósito diferente, tenía un propósito especial… Volvamos sobre esos escritos: Isaí