- Esta mañana una amiga leyó un precioso texto solo para mí.
- Ayer otra amiga recibió como presente un paquete lleno de libros.
- Ahora mismo estoy preparando un bonito regalo para mi hermana, que siempre se encarga de arreglarme mi cabello.
- Hace unos días participé de un tiempo de oración con niños, por ellos y sus familias en un hospital...
¿Qué es la compensación?
La compensación no es ni más ni menos que un modo de
igualar, dar alguna cosa o beneficio en bien de otros, tanto sea porque primero
alguien nos dio algo o porque es necesario reparar alguna situación que hayamos
hecho.
Hace algunos años disfrutaba ver el programa televisivo: “Reconstrucción
Total” o Extreme Makover donde cada semana un equipo de diseñadores se presentaba en la casa de
una familia, llamaban a todos los
integrantes con un gran megáfono y les decían que no solo le harían una casa
nueva, sino que además durante el tiempo que ellos estarían haciendo su casa, y eso era en solo siete días, la familia disfrutaría de
unas hermosas vacaciones.
¿Por qué este programa ofrecía algo tan costoso y por nada a
cambio a esas familias?
¿A dónde hay que anotarse para que vengan a nuestra familia?
–preguntaba mi hijo cuando era muy pequeño…
Aquí está el corazón de esta cuestión.
Esas familias eran simples como nosotros. Es cierto. Pero a la
mayoría de ellas, algo muy dramático les había ocurrido: como incendios,
pérdida de uno de los padres, niños o adultos con enfermedades crónicas, personas
que habían quedado con alguna discapacidad por actos heroicos y más.
Entonces llegaba Ty_Pennington y su equipo de diseñadores a compensar en
parte aquella situación y les construían una casa totalmente nueva y acorde a
las necesidades familiares.
No es por este programa, pero hace mucho tiempo que tengo
instalada en mis pensamientos esta ley de la compensación.
Con frecuencia, cuando veo como personas de todas las
edades, desde niños hasta ancianos, logran sobrellevar o sobreponerse a
situaciones muy difíciles en sus vidas pienso, es la ley de la compensación. Es decir tienen una porción extra de
entereza que yo no tengo.
A veces son padres
que logran sobreponerse ante la pérdida de sus
hijos, y que buscando muy dentro de su ser
logran encontrar la porción extra de fe para
levantar su cabeza y pensar en el mañana. Entonces pienso es la ley de la compensación...
Cuando veo que ante la pérdida de un trabajo un hombre o una
mujer pueden levantarse cada mañana, arreglarse y presentarse para buscar un
nuevo empleo, esa integridad y valor que yo misma no tendría, pienso es la ley
de la compensación...
Otras tantas veces me siento a conversar con mamás y abuelas que les toca criar solas a sus hijos , y al
escuchar sus anhelos, percibir sus
sacrificios y también sus afectos, pienso definitivamente es la ley de la
compensación. Hay algo que ellas lograron encontrar que yo todavía estoy
buscando…
Es porque cada uno de ellos trata o ha tratado de compensar o de igualar la falta o la pérdida que sufren o han
sufrido. Sin darse cuenta o porque realmente lo entendieron así ellos hacen uso de la ley de compensación.
¿Qué dirán los escritos antiguos sobre esto? ¿Tiene Dios acaso algo que compensarnos a nosotros? ¿Nos ha provocado Dios alguna situación que merezca ser
igualada?
A veces yo también pienso que necesito hacer uso de la ley
de compensación y estaría muy feliz si Ty
Pennigton y su equipo se pararan frente
a nuestra casa y nos llamaran con su
gran megáfono. Pero entonces recuerdo estas palabras que se grabaron en mi
corazón y dejan a un lado al menos por hoy, la famosa ley de compensación:
Vuelve la mirada al Todopoderoso;
apréndete de memoria sus enseñanzas,
y él te dará la felicidad.
Arroja entre las piedras de los ríos
todo el oro y la plata que tienes,
y tu riqueza será Dios mismo.
Él te hará muy feliz,
y ya no sentirás vergüenza,
él escuchará tus oraciones;
entonces te irá bien
en todo lo que hagas,
y tu vida estará siempre iluminada.
Dios humilla a los orgullosos,
y levanta a los humildes.
Dios salva al que es inocente;
si tú lo eres, también te salvará».
apréndete de memoria sus enseñanzas,
y él te dará la felicidad.
Arroja entre las piedras de los ríos
todo el oro y la plata que tienes,
y tu riqueza será Dios mismo.
Él te hará muy feliz,
y ya no sentirás vergüenza,
él escuchará tus oraciones;
entonces te irá bien
en todo lo que hagas,
y tu vida estará siempre iluminada.
Dios humilla a los orgullosos,
y levanta a los humildes.
Dios salva al que es inocente;
si tú lo eres, también te salvará».
Es enfocar nuestra mirada en Dios. Es amarlo a Él. Es volver nuestra mirada a aquello que dice Su ley...
Porque tal de compensación solo existe entre nosotros, los mortales...
Continuará.
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